La migración ha crecido de forma descomunal. De acuerdo al Informe de Riesgos Globales 2022 de 221 millones de personas en el año 2010, a 281 millones al cierre del año 2020.
Cada día son más los ciudadanos que se topan con una realidad más insegura en su país de origen. Dejando como única salida cruzar la frontera en búsqueda de mejores oportunidades.
Qué factores provocan la migración
La causa de la migración recae principalmente en el aspecto económico. Los países de origen presentan dos circunstancias problemáticas: crecimiento económico estancado y finanzas públicas sometidas. Ambas, presionadas por la pandemia de los últimos años.
Como consecuencia, en estos países el empleo ha disminuido. Exacerbado por una tendencia mundial de automatización del lugar de trabajo. Sumado a la reorientación de las operaciones comerciales y reducción de las cadenas de suministro. Todas ellas perjudican las entradas, exportaciones e inversión del extranjero.
También se debe tener en cuenta el factor climático, muchas personas optan por dejar su país a causa de desastres naturales. De acuerdo al Informe de Riesgos Globales 2022, los eventos climáticos también son decisivos. Por ejemplo: inundaciones, incendios y sequías podrían provocar el desplazamiento de 200 millones de personas para 2050.
Los conflictos y la inseguridad también son considerados grandes impulsores de la migración involuntaria. En 2020, los conflictos sociales motivaron el desplazamiento de 34 millones de personas. Una cifra histórica que refleja conflictos de larga data y agitación política en países como Sudán del Sur, Afganistán, Siria y Venezuela.
Realidad de los países de destino
La otra cara de la moneda de los países de origen, son las naciones de llegada o destino. Los cuales presentan tres barreras potenciales para la migración fronteriza. Primero, los efectos de la pandemia para la movilidad internacional. Segundo, las tendencias en la forma de laborar. Y tercero, el aumento de las posturas de interés nacional de los gobiernos.
Sin duda la pandemia ha reducido oportunidades de empleo para la fuerza laboral migrante en los países de llegada. Esto es debido a la suspensión económica y la evolución laboral hacia lo digital. El Informe del Foro Económico Mundial, señala que más de la mitad de los empleadores en todo el globo planearon automatizar sus labores. En sectores dependientes de migrantes suprimiendo 85 millones de puestos de trabajo para el año 2025.
Las posturas de interés nacional también se han arraigado en las economías de desarrollo. Tal es el caso de Perú y Chile. Que han cambiado sus mecanismos de gobernanza migratoria. Dificultando el acceso de población extranjera a servicios financieros y de salud.
Consecuencias
La migración ocasiona innumerables consecuencias para los ciudadanos locales y extranjeros. Nuevamente, los ámbitos más problemáticos son los económicos y empresariales.
El repunte económico a causa de la pandemia ha generado escasez en la mano de obra de algunas industrias. Al trastocar la dinámica de mercado y cadenas de suministro. Y al fomentar a los trabajadores a cambiar de oficio o rubro profesional. Solo en Estados Unidos 11 millones de puestos de trabajo estaban en juego. Por su parte, la Unión Europea tenía un déficit de 400 000 conductores en el sector de transporte.
La reducción del empleo migrante debilita el flujo global de remesas. De este modo, el crecimiento de los ingresos no sigue el ritmo de la inflación. Lo que limitaría la movilidad social en los países de origen. Las remesas son un respaldo al consumo privado, al ahorro y la inversión de los países de salida. Estas pueden compararse a una proporción considerable del PBI de dicha nación.
Concatenado al efecto económico, surge la consecuencia para las empresas. Las corporaciones en los países de destino se encuentran vulnerables ante un déficit global de trabajadores. Además, de los impactos en la demanda que podría surgir a causa de la migración.
La fuerza laboral extranjera constituye un grupo de consumidores atractivos. Que pueden contribuir al desarrollo de mercados locales y apoyar la cooperación internacional.
No obstante, las compañías que se perciben como favorables a los requisitos más estrictos de mano de obra foránea. O que no se esfuerzan lo suficiente para apoyar a su personal migrante. Podrían afrontar una reacción pública de las comunidades de inmigrantes. Bajo esto, las empresas que prefieren mano de obra extranjera con la finalidad de pagar un sueldo por debajo del promedio pueden exponerse al rechazo de los sindicatos.
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